Para muchas y muchos, ajenas y ajenos a los entresijos y peculiaridades que esconde la comunidad sorda, ser sordo no es más que carecer de la capacidad de oír, y debemos reconocer que hasta hace bien poco para nosotros también era así. Sin embargo, tras este último año, que para nosotros a significado una inmersión de lleno en las costumbres y tradiciones de la cultura sorda, podemos decir sin miedo a equivocarnos, que ser sordo significa mucho más.
Puede parecer a simple vista que no tiene mucho sentido hablar de cultura y costumbres propias de la comunidad sordas, puesto que estas personas se han criado junto a todos las demás, oyentes y no oyentes en las mismas calles, barrios, ciudades y naciones del mundo, y como cabría esperar no deberían existir diferencias culturales importantes entre sordos y oyentes. Sin embargo ahora os propongo que por un momento hagáis el ejercicio mental de pensar, que desde el momento que nacéis hasta ahora mismo, todo el conocimientos sobre el mundo que os rodea os hubiera llegado únicamente de forma visual. Se que es difícil imaginar algo que jamás habéis vivido, pero creo que no es tan complicado de entender que algo tan simple como esto, haya podido originar una visión del mundo totalmente diferente a la de los oyentes.
El otro día, en clase escuché a un compañero decir que los sordos eran nacionalistas sin patria, pues aun no teniendo un lugar propio que llamar nación, siempre están reivindicando con orgullo su idioma y sus costumbres, y aunque no esté del todo de acuerdo con esta analogía debo reconocer que no le faltaba razón en cuanto a lo de reivindicadores se refiere.
La comunidad sorda dispone de una rica cultura que desde hace años se ha encargado de reivindicar con orgullo, disponen de una lengua propia que se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos, muchas costumbres y tradiciones que se han ido traspasando de generación en generación y hasta su propio arte y sentido del humor.
En los próximos posts trataremos de profundizar más en la diferentes características de esta rica cultura.
Espero que esta breve introducción os haya gustado y os haya servido para comprender que ser sordo significa mucho más que no poder oír.
Puede parecer a simple vista que no tiene mucho sentido hablar de cultura y costumbres propias de la comunidad sordas, puesto que estas personas se han criado junto a todos las demás, oyentes y no oyentes en las mismas calles, barrios, ciudades y naciones del mundo, y como cabría esperar no deberían existir diferencias culturales importantes entre sordos y oyentes. Sin embargo ahora os propongo que por un momento hagáis el ejercicio mental de pensar, que desde el momento que nacéis hasta ahora mismo, todo el conocimientos sobre el mundo que os rodea os hubiera llegado únicamente de forma visual. Se que es difícil imaginar algo que jamás habéis vivido, pero creo que no es tan complicado de entender que algo tan simple como esto, haya podido originar una visión del mundo totalmente diferente a la de los oyentes.
El otro día, en clase escuché a un compañero decir que los sordos eran nacionalistas sin patria, pues aun no teniendo un lugar propio que llamar nación, siempre están reivindicando con orgullo su idioma y sus costumbres, y aunque no esté del todo de acuerdo con esta analogía debo reconocer que no le faltaba razón en cuanto a lo de reivindicadores se refiere.
La comunidad sorda dispone de una rica cultura que desde hace años se ha encargado de reivindicar con orgullo, disponen de una lengua propia que se ha ido desarrollando a lo largo de los siglos, muchas costumbres y tradiciones que se han ido traspasando de generación en generación y hasta su propio arte y sentido del humor.
En los próximos posts trataremos de profundizar más en la diferentes características de esta rica cultura.
Espero que esta breve introducción os haya gustado y os haya servido para comprender que ser sordo significa mucho más que no poder oír.
¡Un saludo y hasta la próxima!
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